En la celebración del 132 aniversario de la Policía Nacional de Colombia, se destaca la historia conmovedora de una familia humilde que logró que sus cuatro hijos se convirtieran en policías. Don Octavio Torres y doña Marleny Trujillo, padres de Rubén Darío, Luisa Fernanda, María Camila y José Ricardo, trabajaron arduamente en una fábrica de queso para darles educación a sus hijos. Los cuatro hermanos lograron graduarse como policías y pagar las deudas adquiridas por sus padres para financiar su formación, a través de préstamos en bancos.
El primer hijo en ingresar a la Escuela de formación en CESPO fue Rubén, seguido por sus hermanas Luisa y Camila, así como por su hermano Ricardo. Todos ellos desempeñan sus funciones como policías en diferentes regiones de Colombia. Don Octavio mencionó que gracias a los préstamos que obtuvieron, lograron financiar los estudios de sus hijos, los cuales pudieron pagar gracias a los salarios obtenidos como patrulleros. El coronel Gustavo Camargo, comandante del departamento de Policía Huila, reconoció el esfuerzo de la familia Torres-Trujillo, destacando el orgullo que siente la institución por tener a estos cuatro hermanos como miembros policiales.
Tres de los hermanos son parte del Modelo Nacional de Vigilancia Comunitaria por Cuadrantes, mientras que Luisa Fernanda forma parte del Grupo de Prevención del departamento de Policía Huila, encargado de llevar a cabo el programa ‘Caravanas por la Vida’, el cual ha contribuido a la reducción de delitos de impacto en la región. La madre de los policías, doña Marleny, expresó su orgullo por tener cuatro hijos ejerciendo como policías, a pesar de las bromas que le hacen sus amigos sobre montar un CAI (Centro de Atención Inmediata) con sus cuatro hijos policías.
En la conmemoración del aniversario de la Policía Nacional de Colombia, el Departamento de Policía Huila rinde homenaje a las familias que han entregado a sus hijos al servicio de la ciudadanía a través de la institución policial. Por último, don Octavio Torres y doña Marleny Trujillo, tras cumplir con su deber como padres, disfrutan de cuidar a sus nietos en la ciudad de Neiva y los consideran como sus propios hijos.