Santander (EFE).- Cantabria ha dejado de estar en los últimos puestos, comparando con el resto del país, en cuanto a la tasa de suicidios porque ha experimentado un repunte que el jefe de Psiquiatría del Hospital Valdecilla, Jesús Artal, vincula con el incremento de trastornos de salud mental tras la pandemia y con un mayor número de casos que no habían pasado antes por las Urgencias y de los que no constan antecedentes.
Artal explica que Cantabria siempre era de las comunidades con menor tasa de suicidio, con una cifra “muy por debajo” del promedio nacional.
Sin embargo, con la pandemia ha habido “un incremento importante” de conductas suicidas que ha hecho que esta región se sitúe en posiciones medias en el conjunto del país.
“Ha habido un incremento de suicidios en toda España, también en Cantabria. En esta región porcentualmente el aumento es mayor porque somos una comunidad pequeña, y cualquier cambio parece que tiene más impacto”, dice el jefe de servicio de Psiquiatría del Valdecilla.
También alude a un cambio en la metodología para computar los casos y, especialmente, manifiesta que se están registrando suicidios en personas que no estaban en el radar de los servicios sanitarios, que no habían acudido a Urgencias y de los que no constaban antecedentes.
Según señala, tras la pandemia se han producido y se han materializado más conductas suicidas “quizás por razones ambientales, por situaciones personales consecuencia de la crisis”, y ésta es una realidad a la que se debe dar respuesta.
Programa pionero
Con motivo del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, que se celebra mañana, 10 de septiembre, Artal recuerda que Cantabria cuenta desde 2016 con un programa en este ámbito, el programa CARS, pionero, premiado y que “funciona bien”.
Pero se debe seguir avanzando y, para ello, Artal reclama que el programa de prevención del suicidio se impulse en las áreas de Laredo y Sierrallana- Reinosa, que se refuerce el equipo de Valdecilla y que se saque adelante el plan de prevención del suicidio previsto en el Plan de Salud Mental de Cantabria.
Y, como se hizo en este caso, confía en que no se espere a tener la planificación completa para ir acometiendo las medidas oportunas, porque la situación obliga a no demorarlo.
Las acciones de ese plan para prevenir el suicidio tendrán que ser no sólo sanitarias, sino también sociales, educativas, o relacionadas con la concienciación y la sensibilización para la sociedad, entre otras.
Estudio de perfiles
El jefe de servicio de Psiquiatría de Valdecila avisa además de que se está registrando “mucho incremento de conducta suicida en menores”.
También apunta que, tradicionalmente, el perfil asociado a conductas suicidas encaja, normalmente, con un paciente de cierta edad, hombre, con patología psiquiátrica, generalmente con sintomatología depresiva, y con una personalidad impulsiva.
Asimismo se asocia el suicidio a “una situación social, real o imaginada, de abandono, o a complicaciones diversas, o a pérdidas…”, manifiesta el jefe de servicio de Valdecilla.
Pero Artal añade que, por parte de los especialistas, se están vislumbrando pacientes que no encajarían en esas líneas.
“Queremos empezar un estudio para hacer una autopsia psicológica de las personas con conducta suicida que no han llegado a Valdecilla, de las cuales no hay datos en la historia clínica, pero que han cometido suicidio”, ha aseverado.
Para obtener los datos por la parte de la Administración sanitaria tendrían que establecer una colaboración con el Instituto de Medicina Legal y es lo que se están planteando, con contactos con este organismo. El objetivo del estudio sería poder saber más del perfil de esas personas que han cometido suicidio y de las que no había antecedentes sanitarios.
En opinión de Artal, el perfil de personas sin antecedentes es el que podría estar provocando que esté creciendo la tasa de suicidio en España y en Cantabria, y haría falta poner el foco ahí.
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